viernes, 27 de febrero de 2009

Entre gritos y pensamientos.

Un grito desesperado de auto ayuda fue lo que me pedí hace unos años, si, un grito desesperado hace algún tiempo; Siempre grito y sé que nadie me escucha porque en realidad nadie escucha mi mente, me gustaría que alguna vez lo intentaran solo por saber que tratan, que existe un maldito esfuerzo más allá de lo físico por comprender como funciono... A ratos quisiera que me buscaran las miradas perdidas en el cajón escondido del que a veces doy señales.


No ocurre, imagino que es por comodidad, no lo pediría explícitamente, ¿Para qué? si al final de todo siempre terminan buscándome de la manera que encuentran más apropiada y yo lo acepto, por que me encanta, pero por un segundo no seria malo que leyeran mi mente ,tener la complicidad justa para saber que hacer o que decir, que es lo que me pasa o me falta.

Hoy canto y nadie me escucha; doy gritos descomunales que limpian los residuos que de a poco he ido botando, esas heridas lastimeras de un pasado mal manejado, del asco que alguna vez sentí por todos y por mi. En lo más profundo de todo lo que sentí y que perdí es donde hoy me vuelvo a mirar, para no volver a cometer los errores pasados, donde me siento a ver el pasto de un tiempo que no fue mejor que hoy, y donde todo lo que hablo sin que nadie lo escuche o lo entienda son mis leyes.

Hoy tengo canciones pegadas en mi cabeza o digo cosas que me gustaría que escucharan, Pero en realidad si no lo escucharon entonces jamás quise decirles nada y todo era para mi o para quien leyera mi mente.

¿Les conté como me gustan los cafés de media tarde?, sé que lo hice, ¿me escucharon?...

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